El Barça con sufrimiento y polémica, por un gol anulado al Madrid, se metió en la final de la Champions de Wembley haciendo valer el 0-2 de la ida. En el mismo estadio que el equipo azulgrana logró su primera Copa de Europa, con Guardiola entonces como jugador. La tercera final culé en 5 años.
El Barcelona vuelve al estadio en el que forjó su leyenda en Europa en 1992, liderado en su centro del campo por un Guardiola que guía ahora al club desde el banquillo a equipo que busca 'la Cuarta'. Lo hizo tras un partido que fue, posiblemente, el más divertido de todos los que se han visto en estos 19 días.
Salió el Real Madrid, agobiado por la necesidad, con un espíritu similar al de la Copa del Rey. Con un Cristiano ansioso, ante un Barcelona que no salía de su campo en los primeros cinco minutos por la presión madridista. Iniesta disparó en la primera aproximación local, para despejarse la tensión. La pregunta que se venía a la cabeza era: ¿No podía hacer esto Mourinho en su campo?
La grada silbaba al Madrid, que asustaba igual que el Barcelona con las arrancadas de Messi, que por momentos volvió loco a Marcelo. Busquets, uno de los vigilados por los madridistas, se quedó sólo en un córner que detuvo Casillas.
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