Se presenta como un chico normal pero a nadie se lo parece quien es considerado el mejor portero del mundo y, además, uno de los campeones del Mundial de Sudáfrica ejerciendo también como capitán del comando de Vicente del Bosque.
Pero Iker Casillas se empeña: “No soy como Beckham. Soy muy clásico. Con los problemas que hay en la vida como para preocuparme de si tengo una oreja más grande que otra o si se me cae el pelo. Hablando del pelo ¿sabe cómo me peino? Salgo de casa, subo al coche, bajo la ventanilla y saco la cabeza”.
Además, asegura no gustarle gastar el dinero: “Los coches no me gustan, los relojes tampoco…¿Un capricho? Una buena cena, diez amiguetes…¿Invitar? No hay problema”. Tampoco le gusta la ropa: “No tengo que salir a comprármelo todo para relajarme”.
Sin embargo, sí que hay una cosa que le gusta a Iker Casillas y que no le da vergüenza admitir, aunque ha resaltado los problemas que suele conllevarle reconocerlo: “La gente parece magnificar el hecho de que tengas una crema de manos o de cara y te dicen que eres no sé qué. Pues no, no soy nada”.
Porque el novio de Sara Carbonero ha asegurado que lo pasó mal cuando empezó a afeitarse porque le quedaba la piel “irritada”. “Siempre he sido un imberbe. Me ha empezado a crecer la barba ahora, desde que me he hecho un hombrecito…”, ha confesado quien es imagen de una maquinilla de afeitar, la Senso- Touch 3D de Philips.
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