El runrún de la calle se ha hecho clamor, como casi siempre ocurre en los últimos tiempos, a través de las redes sociales. "Esta Liga es una mierda".
Así de crudo lo dicen. Las goleadas de Madrid y Barça en la primera jornada de la temporada han desatado una ola de críticas por la desigualdad de nuestro campeonato. ¿A quién puede interesar un torneo que seguramente se decida en dos únicos partidos, los que jueguen madridistas y azulgranas?
A día de hoy nadie es capaz de plantar cara a dos equipos mastodónticos en ingresos, mientras el resto se hunde entre deudas, leyes concursales y migajas de derechos audiovisuales.
La supremacía de Real Madrid y Barcelona no es nueva, pero nunca se había expresado con tanta crudeza. Entre blancos y azulgranas han conquistado el 65 % de los trofeos ligueros desde que en 1928 arrancará la que hoy conocemos como la Liga de las Estrellas.
Pero antes, dicen los nostálgicos, el resto podía luchar de tú a tú con ellos y arrebatarles la gloria en un año entonado.
En cambio, de un tiempo a esta parte no hay nada que hacer. La temporada pasada, el Real Madrid, segundo clasificado, sacó al Valencia (3º), la nada despreciable cifra de 21 puntos, siete partidos de distancia.
La diferencia fue incluso mayor hace dos años. El Barça, por su parte, solo ha perdido ocho partidos ligueros de un total de 114 en las tres últimas temporadas.
La causa de este fenómeno está perfectamente analizada: el reparto de los derechos televisivos. El fútbol de pago llevó muchos millones a la Liga, pero la mayoría han ido a parar a los dos únicos equipos que son rentables en las retransmisiones.
Barça y Madrid ingresan cien millones de euros más al año que los siguientes en la lista: Valencia y Atlético. Esta situación no se repite en países como Inglaterra, Italia o Alemania. Allí, por unas razones o por otras, el reparto es mucho más equitativo.
No solo los aficionados han elevado la voz ante la desigualdad del campeonato. Entre los dirigentes del resto de clubes también hay voces críticas. José María del Nido, presidente del Sevilla, que calificó a la Liga como "la mayor porquería del mundo".
"Es una liga tercermundista en la que dos clubes sustraen el dinero de la televisión de los demás que competimos. ¿hay algún aficionado que no diga que la liga está prostituida, adulterada, corrompida?".
Fernando Roig, presidente del Villarreal, también ha abierto los ojos ante esta nueva realidad. La "manita" que le endosó el Barça a su equipo provocó su reacción inmediata ante el sistema que impera actualmente en el fútbol español.
"Si quieren que haya dos partidos sólo, pues que haya dos partidos, pero esto no es bueno para el fútbol. Me doy un plazo de tres o cuatro años. O esto cambia o matamos al fútbol español".
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