Su carta pidiendo perdón al madridismo por la imagen dejada en la mencionada tángana ha reforzado todavía más el lazo entre el técnico y los suyos, algo que se hizo palpable a lo largo de todo el partido ante el Galatasaray.
Mourinho, que recibió la ovación de la noche por parte de la masa madridista, muy por encima de los cinco fichajes presentados de cara a la nueva temporada, todavía está a la espera de saber cuál será la sanción que se le imponga tras abrirle el Comité de competición un expediente por meter un dedo en el ojo a Tito Vilanova durante la tángana del Clásico.
Curiosamente, una de las pancartas que se podía leer en las gradas rezaba: "Mou, tu dedo nos señala el camino...". Incluso otra jugaba con humor: "A ver quién se atreve a meter ahora el ojo en el dedo de Mou".
Durante algunos minutos de la primera parte, además, el portugués fue jaleado cada vez que salía del banquillo para dar indicaciones a sus jugadores. Queda claro, pues, que la afición blanca está con él y que, lejos de censurar su gesto, no escatiman a la hora de dedicarle palabras de apoyo. Se ha ganado, de largo, a todo el madridismo.
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