Cierto es que Albert Soler, secretario de Estado del Deporte, quiso disculpar a los jugadores de Del Bosque nada más comenzar el acto; asegurando que debido a sus obligaciones los futbolistas no cumplirían el protocolo establecido por el mismo.
Salvo Jesús Navas y Carlos Marchena, que no están convocados para los dos partidos que tiene que disputar el combinado nacional, y que acudieron de etiqueta, el resto de los futbolistas se presentaron con el chándal de la Selección.
Tras recibir las medallas, uno por uno abandonaron la sala ante los gestos contrariados de muchos de los asistentes y también de parte de la prensa presente en el acto; mientras el resto de reconocidos personajes del mundo del deporte aguardaban su turno para recoger su premio como Gervasio Deferr, María José Rienda o Ruth Beitia, entre otros.
Esta no es la primera vez que una actitud de los jugadores españoles es puesta en entredicho. Algo similar ocurrió en la visita que La Roja realizó a la Casa Rosada, donde ante Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, Cesc Fábregas pegó una 'cabezadita' en plena recepción, mientras sus compañeros, también vestidos con el chándal oficial, sus compañeros, como Fernando Llorente que grababa con su móvil partes de la estancia donde se celebraba el acto, estaba en el Salón Mujeres Argentinas.
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