Mientras el presidente de la FIFA Joseph Blatter hace chistes sobre el peligro que corren los gays en Qatar si acuden al Mundial 2022, el seleccionador de Cataluña, Johan Cruyff, ha criticado abiertamente la decisión de la directiva del Barça de incluir la publicidad de una fundación de este país en sus camisetas.
Qatar está sembrando la polémica en el mundo del fútbol, especialmente entre el colectivo homosexual. La elección de este país como sede del Mundial 2022 y su incursión publicitaria en el Barça no es algo que guste porque el país árabe no se ajusta a la filosofía humanitaria.
“El Barça ya no es ‘més que un club’, el Barça es ahora un club más. Hemos hecho una maniobra bastante mala en el aspecto social. Es una equivocación enorme”, sentenció Cruyff en la presentación del partido entre la selección catalana y la hondureña del próximo 28 de enero.
Para Cruyff no existe justificación para “manchar” la camiseta del Barça con el logo de la empresa Qatar Sports Investiment, ni siquiera la deuda de 430 millones que arrastra la directiva de Sandro Rosell y que podrá ser paliada en los cinco años de contrato con la empresa árabe a razón de 165 millones de euros anuales. “Este trato nos ayudará a tapar agujeros y a mejorar las finanzas. En cuanto se firmó el acuerdo, los primeros en felicitarnos fueron los bancos”, se ha defendido Rosell.
Pero Johan Cruyff tan sólo es una voz visible de las múltiples que han censurado el acuerdo del Barça con Qatar Foundation. El colectivo homosexual Peña Blaugrana de Gays y Lesbianas, que cada día es una fuerza más visible en la lucha de la integración homosexual en el mundo del fútbol, ha criticado abiertamente la gestión de su club por acceder a llevar en la camiseta el nombre de un país que persigue y tortura a los homosexuales, entre otras cosas.
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